Muchos directores son fáciles de identificar, pues visten sus obras con los mismos tics. Martin Scorsese con sus movimientos de cámara, Steven Spielberg con la figura paterna y Michael Bay aprovecha el caos de los conflictos violentos para tratar el patriotismo. '13 horas: Los soldados secretos de Bengasi' no es ninguna excepción, sino que cumple con la premisa cinematográfica de Bay: redescubrir el heroísmo americano y hacer de la muerte un "bello" acto de patriotismo.
Traslada al espectador a los hechos sucedidos el 11 se setiembre de 2012 en Bengasi, Libia. Un grupo de islamistas radicales decide atentar contra las sede de la embajada americana y la de la CIA, dejando como únicos defensores a un grupo de seis contratistas -Bay esquiva, solo con ellos, presentarlos con el termino mercenarios-. Se vislumbra ya la mano de Bay, pues son americanos los protagonistas y los héroes. Utiliza el mismo vestido que en 'Pearl Harbor' (2001), 'Transformers' (2007) y 'Armageddon' (1998).Unos contratistas que saludan a la muerte por su país mientras esquivan balas a la misma velocidad que las disparan. Violencia, hermandad, orgullo y amor por la familia y el país. '13 horas: Los soldados secretos de Bengasi' es puro Michael Bay dirigiendo con maestría una obra de entretenida acción pero limitada por su discurso que diferencia a héroes y malvados por su nacionalidad.
Durante dos horas y media aproximadas, Bay nos presenta, a través de seis hombres con la voluntad de luchar por su país, una crítica con carga política. En plena carrera electoral a la presidencia americana se estrena "13 horas: Los soldados secretos de Bengasi" con la crítica de Bay a la gestión del Departamento Exterior de Estado dirigido por Hillary Clinton -rival de Donal Trump- y bajo la presidencia de Barack Obama. Una critica política por la programación del estreno como también por el propio discurso de los personajes y por la 'inoperancia' -asi se presenta en el film- de los departamentos de la CIA y otros servicios americanos que decidieron no actuar. Un discurso que convive con unos personajes forjados por el heroísmo y la ternura de conocer sus familiares más allegados -mujer e hijos-. Acierta de forma espléndida Bay al dotar de humanismo a esos mercenarios armados de muerte, con los relatos breves pero contundentes sobre su yo más personal e interior. Se rompe por momentos la tensión plausible que respira la cinta, en una puesta en escena trabajada, convincente y contundente. Gira toda la acción alrededor de un ambiente que consigue transmitir tensión e inseguridad, llevando todo ello al espectador a un estado de alerta pues, como dice uno de los protagonistas, y en contra del propósito con el que cumple Bay, no se diferencia a los buenos de los malos.
Ah, se me olvidaba, cómo no, la película termina de vestirse con un plano de la bandera americana. Le faltaba a Michael Bay el último complemento de su película para terminar el 'outfit' con el que salir por la calle.
Lo mejor: conseguir ser una película entretenida
Lo peor: el habitual y molesto sentimiento patriótico desmesurado
Trailer
Sinopsis
El 11 de setiembre de 2012 la embajada americana y la sede de la CIA en Bengasi, Libia, fue atacada por un grupo numeroso de islamistas radicales. Las únicas fuerzas americanas de defensa fueron seis mercenarios ex-miembros de las fuerzas especiales americanas.
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