Hace un escaso mes y medio llegó a las carteleras la que ha sido una de las películas más esperadas desde que fuera anunciada: la secuela de la inmortal 'Trainspotting', cinta que en el 96 creó escuela, marcó un antes y un después y retrató la sociedad de los ochenta y noventa en Estados Unidos; retrato con el que también se identificó, en parte, nuestro país y gran parte del mundo. Filme que le valió el reconocimiento a su director, Danny Boyle, pues con este, su segundo largometraje, se ganó un lugar y una reputación en el mundo del cine que a día de hoy, secuelas a parte, sigue manteniendo. Tras arrasar en 2008 con su 'Slumdog Millionaire' pasó casi una década realizando películas que, si bien cosecharon algunas buenas críticas y lo mantuvieron a flote en cuanto a renombre, no volvieron a darle esos tremendos empujones. Puede que porque se quedó sin ideas, o porque pensó que era el año simbólico, el indicado, decidió traernos la segunda parte del que es, sin duda, su mejor trabajo.
Ya desde que se lanzaran los primeros carteles promocionales, se propagaran los rumores y después las noticias y, sobre todo, tras hacer públicos los primeros trailers, las expectativas se elevaron sobre las nubes: el reparto original de la película volvía veinte años después. Los avances mostraban unas imágenes, como poco, tremendamente atractivas, unas que golpeaban directamente las emociones del espectador y que, como a los personajes, conseguía envolverles en la nostalgia. Arrancando con el archiconocido discurso, fruto de una burla a un slogan publicitario, de Choose life, la historia arrancaba de nuevo. La excepcional banda sonora, que rescataba la mítica canción de Underworld, Born Slippy (Nuxx) e introducía potentes piezas que caracterizarían esta segunda parte, como Silk de Wolf Alice, acompañan a la perfección a las imágenes.
Cuando se dieron a conocer las primeras críticas, el espectador enterado comenzaba a alarmarse, si es que no lo había venido haciendo desde que se supo de la adaptación. Recordemos que la cinta original estaba ya basada en la novela de título homónimo de Irvine Welsh, publicada en el 93, y Danny Boyle decidió esperar catorce años para llevar al cine la secuela del libro, 'Porno', que vio la luz en el 2002. No había rastro de esas peligrosas invenciones que, en ocasiones, los directores deciden llevar a cabo, inventándose segundas partes de la nada o estirando sagas hasta la décima entrega. En este caso existía el material original, la materia prima desde la que erigir la cinta.
Novelas a parte, 'T2: Trainspotting' llega al espectador con una potencia reducida que equivale a la tercera parte de la del potentísimo trailer, sin duda un tremendo trabajo de montaje. Choose life se ha adaptado a nuestros días, al consumismo actual, a las redes sociales y las nuevas tecnologías, a las secuelas, nunca mejor dicho, de aquello que ya ocurrió en la primera cinta. 'T2' viene cargada de una nostalgia ineludible, realizada de manera que haga constante alusión a su predecesora pero, aun así y por el mismo motivo, el espectador que no viera la primera no tendrá problema alguno con la segunda.
La han tildado de vacía, de poco original y de excesivamente comercial, teniendo en cuenta que la primera se convirtió en una película de culto. Aun así provoca una especie de gozo, para aquel que vio la original, volver a ver a Renton (Ewan McGregor), Spud (Ewen Bremner), Sick Boy (Jonny Lee Miller) y al demente Begbie (Robert Carlyle) regresando a las andadas. La cinta está plagada de momentos cómicos, algunos de ellos enmascarados por la tristeza melancólica que trata de impregnar la historia, y lo consigue en parte, aunque en ocasiones es imposible no darse cuenta de que toda la cinta es un gran homenaje, y que sin dicho componente carecería prácticamente de sentido.
¿Se trata de una película prescindible? Totalmente. ¿Es una mala película? No tiene por qué. Uno ha de saber qué va a ver, sabiendo que no visionará la obra maestra de esta década, ni que será una película de culto y, por supuesto, que no superará en ningún aspecto a la primera. El espectador novato podrá disfrutar de ella, y el que vaya expresamente buscando la secuela, podrá sumergirse en la extrema nostalgia de la que hace gala, pues en este aspecto es, totalmente, un filme hecho para los fans. Un disfrute momentáneo que no pasará a la historia, pero que sí arrancará carcajadas con sus surrealistas momentos y enternecerá, si se ha acudido a la sala sin esperar nada y abierto a todo.
'T2:Trainspotting' habrá decepcionado a más de uno, sin duda, pero también habrá regalado a muchos una mirada al pasado, unos recuerdos traídos a la realidad y en alta definición, y un potente discurso adaptado a nuestros días, carencias, necesidades y problemáticas vitales. Una de sus mayores bazas, si no la mayor, radica en la escena en el bar en que Renton expone extensamente parte de ese discurso que ya se deja entrever en el trailer. Si ya se dice explícitamente en el trailer: Elige ver la historia repetirse de nuevo.
Lo mejor: la nostalgia que desprende (cuando no es excesiva), los constantes guiños y homenajes y la potencia audiovisual.
Lo peor: el poco peso de la trama en sí misma.
Valoración: 7'5 / 10
Trailer:
Sinopsis:
Han pasado 20 años desde que Mark Renton abandonara Escocia, y la heroína. Ahora, Renton vuelve a su Edimburgo natal con el objetivo de rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de toda la vida: David "Spud" Murphy, y Simon "Sick Boy" Williamson; al mismo tiempo que Francis "Franco" Begbie sale de la prisión con sed de venganza.... Secuela de 'Trainspotting' (1996), basada en 'Porno', la siguiente novela de Irvine Welsh.
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