Xavier Dolan es, quizá, uno de los directores que más han dado que hablar últimamente. Con tan solo 28 años, hace unos meses presentó el que fue su sexto largometraje, ‘Solo el fin del mundo’ (2016), una cinta que llamó la atención de críticos y espectadores y que contó con un reparto de lujo.
Partiendo de una obra teatral de Jean-Luc Lagarce, Dolan escribió el guión de esta película, que se erigiría como una extraña cinta, un drama psicológico con fuertes tintes de filme independiente. La historia pone al espectador, de entrada, ante el pensamiento que ocupa mente del protagonista, Louis (Gaspard Ulliel), quien, metido en un avión, reflexiona acerca de aquello que va a hacer. El que parece ser un joven escritor de éxito, regresa a casa tras doce meses de ausencia para comunicarle a su familia que va a morir. Esta es la prometedora premisa de la que parte la película.
En su desarrollo, de un solo día, asistimos al espectáculo que se da entre Louis y su familia: su madre (Nathalie Baye), su hermano mayor, Antoine (Vincent Cassel), su hermana pequeña, Suzanne (Léa Seydoux) a la que apenas conoce, pues cuando se fue de casa ella era pequeña todavía, y su cuñada Catherine (Marion Cotillard), a quien, directamente, no ha visto nunca.
Vemos la convulsión que se da entre los personajes, que rememoran sucesos de su pasado y repasan algunos de la actualidad, para poner a Louis al día y, entre toda la amalgama de emociones, que van desde un aparente odio hasta el amor, pasando por la euforia, el éxtasis, la nostalgia y, sobre todo, el no entendimiento, se hace cada vez más patente cuál es el gran problema: nadie comprende por qué Louis ha decidido regresar, y si tras esa visita volverá a desaparecer para siempre o, por el contrario, pretenderá formar parte de la vida de sus seres queridos de un amanera más regular. Lógicamente nadie sabe qué es lo que Louis va a decirles, y este solo espera al momento más idóneo para soltar la bomba que guarda en su interior.
Mientras tanto, tendrá diversas conversaciones con los distintos personajes, tanto en común como en solitario. Un desarrollo que puede antojarse más, como lo es el texto original, a una obra de teatro, por su acercamiento, su espectacularidad en cuanto a actuaciones, su minimalismo y la sobriedad de elementos que dejan todo el protagonismo a las micro relaciones que se van estableciendo entre los distintos miembros de la familia.
Dolan filma con un estilo muy peculiar, al servicio de la historia que nos hace llegar, valiéndose de pausas, ralentizaciones, planos cortos, etc.; una mirada cercana, detallista hasta el extremo, en ocasiones, para que veamos de manera visceral y, en la medida de lo posible, cómo todos y cada uno de ellos van desmoronándose interiormente ante una situación a la que no saben cómo enfrentarse.
Huelga decir que el reparto cumple sobradamente y va más allá, pues luce de manera impresionante en más de una escena. El protagonista es, por su personalidad, su encerramiento y la aparente frialdad que muestra ante los suyos, quien menos miradas puede atraer, pero tanto Marion Cotillard como Nathalie Baye y, sobre todo, Vincent Cassel y Léa Seydoux, ofrecen unas interpretaciones brillantes, siendo estos dos hermanos quienes mantienen una mayor tensión, unas conversaciones más violentas, pues por su carácter son más volátiles, sensibles y pasionales, por lo que verles tan cercanamente actuar de una manera tan al límite es todo un gozo para el espectador. Además, audiovisualmente, algunas escenas están filmadas con tanto cuidado, con una calidad y una cercanía tan pocas veces vista, que la sensación de inmersión e incluso de delirio es total.
La cinta fue bastante atacada por la crítica, que la tachó de desconcertante e histérica y alegó que el reparto se ve sobreactuado, poniéndonos de los nervios. Lo que hizo Dolan fue mantener la estructura teatral y llevar la historia a su terreno, impregnándola de su estilo, y me temo que su intención fue precisamente eso que criticaron: hacer que sintamos lo mismo que sus protagonistas: histeria, desconcierto y nerviosismo, pues hay una tensión palpable en todo momento que no termina hasta que aparecen los créditos. Sin duda alguna, consiguió su propósito.
Lo mejor: las actuaciones y el estilo empleado.
Lo peor: que pueda parecer en extremo extraña para el espectador comercial.
Valoración: 8'5 / 10
Trailer:
Sinopsis:
Tras doce años de ausencia, un joven escritor regresa a su pueblo natal para anunciar a su familia que pronto morirá. Vive entonces un reencuentro con su entorno familiar, una reunión en la que las muestras de cariño son sempiternas discusiones y la manifestación de rencores y reproches.
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