Hay que agradecer, antes de nada, a Blogos de Oro y Baratometrajes 2.0 la oportunidad que le ha brindado a El Script también cuenta de poder visionar 'Smoking club (129 normas)', la ópera prima de Alberto Utrera. Una película que solo ha estado en semana santa en Madrid y en Barcelona, y que tuvo una buena acogida en el festival de Málaga.
¿Qué te encontrarás si entras en este club de porretas? Poco destacable. Un cacao importante y personajes estereotipados o mal perfilados: una vieja facha, una choni, un negro espabilado, un prota muy difuso y hasta un canario con barba y gafas que se comporta de forma bastante extraña y recuerda peligrosamente a Ignatius Farray.
'Smoking club' presenta la estructura de los whodumit clásicos, pero se deja varias piezas del puzzle dentro de la caja. El desarrollo de la trama es una sucesión de expectativas incumplidas, bajo el formato de historias cruzadas se rellena un guión que resulta ser una sucesión de tópicos aburridos. Todo esto perfumado con solo media docena de las 129 estúpidas normas (algunas parecen sacadas de los estuches de Mr. Wonderful) que rigen la sociedad.
Utrera trata de decir mucho, pero no muestra nada más allá de comportamientos exagerados y manidos. La película es aborrecible incluso yendo emporrado, cuando Óscar (Rodrigo Poisón) no está escusándose directamente hablándole al espectador, recurso empleado de manera vergonzosa, la fauna que puebla ese ecosistema de luces de neón y humo se están gritando unos a otros sin decir nada con chispa o novedoso.
Visualmente, la película está cuidada, la fotografía no es monótona y la luz sumerge superficialmente en ese ambiente de personajes desubicados. Utrera y sus guionistas tratan de ser frescos, pero su trama no es alocada sino incongrugente. La historia se atraganta como la bocanada de humo a la cara de los fumadores pasivos.
Lo mejor: El cártel y el maniquin challenge.
Lo peor: El guión.
Utrera trata de decir mucho, pero no muestra nada más allá de comportamientos exagerados y manidos. La película es aborrecible incluso yendo emporrado, cuando Óscar (Rodrigo Poisón) no está escusándose directamente hablándole al espectador, recurso empleado de manera vergonzosa, la fauna que puebla ese ecosistema de luces de neón y humo se están gritando unos a otros sin decir nada con chispa o novedoso.
Visualmente, la película está cuidada, la fotografía no es monótona y la luz sumerge superficialmente en ese ambiente de personajes desubicados. Utrera y sus guionistas tratan de ser frescos, pero su trama no es alocada sino incongrugente. La historia se atraganta como la bocanada de humo a la cara de los fumadores pasivos.
Lo mejor: El cártel y el maniquin challenge.
Lo peor: El guión.
Valoración: 1'5/10
Javier Haya
Trailer
Sinopsis
Óscar es un hombre cerca de los 40 años que, tras una crisis vital, deja
su trabajo de funcionario y a su novia para montar un club de fumadores
de cannabis junto a un amigo de la universidad, el abogado Danny, con
una sola norma básica: "el club es un espacio de libertad", un lugar
donde refugiarse del mundo y sentirse libre… Esta norma resulta ser algo
ambigua, por lo que tienen que incluir 128 más que garanticen la
libertad que tanto quieren ofrecer a sus clientes. El problema viene
cuando desaparecen tres kilos de hierba que no debían estar allí.
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