Inspirado en la cultura japonesa y películas de Akira Kurosawa, Wes Anderson se imagina un país nipón donde los perros son deportados a una isla contenedor porque el alcalde de la ciudad dice que son peligrosos y están enfermos. Cuando vemos a los pobres chuchos por primera vez en la pantalla, intentando sobrevivir en la isla, nos enternece el corazón saber que los protagonistas hablan de sus dueños, recuerdan tiempos felices cuando eran sus mascotas. "¿Qué pasó con el mejor amigo del hombre?", es la pregunta que tanto se cuestiona el protagonista humano de esta aventura y que simplemente quiere recuperar a su perro. Aunque el planteamiento de la película parezca un tanto cursi y hasta aburrido, lo cierto es que el director ya nos ha ganado haciéndonos meter en la piel de nuestras mascotas si estos fuesen abandonados un día y tuviesen que conseguir comida y refugio por sí solos.
Realmente todo este contexto de sentimiento paternalista y por tanto emocional queda en un segundo plano cuando lo que brilla con luz propia es la estética y el tono de la película. El sentido del humor que maneja Wes Anderson es tan suyo pero a la vez tan real que te lo tienes que creer. Es un tipo de gracietas que abrazas con gusto, y en un abrir y cerrar de ojos ya tienes identificado a cada personaje con su muletilla que no cansa por mucho que las vaya soltando en cada escena puntual. Es muy fácil pensar que la película se quiera estar burlando de alguna forma del espectador y de su capacidad de intuición para construir la trama por nosotros mismos, pero la empatía de Wes Anderson sobre la película nos dice que la realidad triste y desamparada es mucho más irónica y estúpida de lo que solemos pensar. Así, por ejemplo, la cinta es una burla constante a la capacidad de decisión del gobierno, a los ricos y a los pobres, a los medios, etc.
'Isla de Perros' es el mejor trabajo hasta la fecha del director norteamericano. Visualmente te cautiva, tiene una banda sonora perfecta gracias al trabajo del oscarizado Alexandre Desplat, un reparto de voces en la versión original insustituible y el guión te saca una sonrisa que no te suelta hasta el final. Aún con todo y sorprendentemente, la película tiene algunos puntos de desinterés hacia mitad de visionado, pero cuando aparecen los créditos finales tienes la agradable sensación de haber vivido una aventura risueña y con estilo.
Lo mejor: La particular elegancia del stop-motion.
Lo peor: Una historia demasiado "infantil" en ocasiones.
Valoración: 9/10
Nicolás de Benito
Tráiler:
Mejor que: Life Aquatic (2004)
Igual que: Fantástico Sr. Fox (2009)
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