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miércoles, 27 de junio de 2018

Crítica de 'Tully' - Cuando todas las partes encajan.

Nada es lo que parece cuando ves el cartel de 'Tully' (Jason Reitman). De entrada piensas que puede ser la típica comedia de padres primerizos que no saben como afrontar los cuidados de un delicado bebe o la sosa pero graciosa vida de un matrimonio con demasiados hijos. Pero lo que en realidad nos presenta es la desgarradora historia de una madre con una gran crisis emocional, desesperada por entender el significado de su vida y utilizando sus últimos alientos para salir de una monótona vida (aunque sin éxito).


El primer punto que debemos abordar de manera obligada es la impresionante actuación de Charlize Theron ('Atómica', 2017). Para poder llevar a cabo el papel engordó unos 22Kg, pues la actriz, apostando por una plena construcción del personaje y buscando un entendimiento total con la madre a la que representaba, pensó que engordando llegaría a transmitir mejor el mensaje de depresión e indiferencia ante la vida que nos llega a los espectadores. Es increíble como al inicio de la película vemos a una mujer derrotada, ojerosa y sudorosa y con el paso del film nos encontramos con una evolución progresiva hasta llegar a una mujer feliz, descansada y viva.
Una mirada, un gesto, su respiración, la forma de sentarse en el sofá o la dejada forma de masticar unos nachos hacen que nos creamos al 100% la interpretación de Theron. Nada sobreactuada, justo en la medida perfecta.


La interpretación de Theron se acompaña en gran parte con la de Mackenzie Davis ('Blade Runner 2049', 2017) quien transporta una gran pureza y juventud que contrasta y a la vez complementa con la de su compañera, empezando como la cara y la cruz y llegando a ser más que amigas.

Otro peso importante en el film es la fusión entre la dirección de fotografía y la dirección artística. La primera no es que innove demasiado pero consigue que los colores casen de forma ideal con el estado de ánimo de la protagonista, siendo estos más apagados en sus peores momentos y más vivos en los mejores. Pero la magia está cuando añadimos la creación de los entornos y en especial de la casa del matrimonio protagonista. Allí se ha dispuesto todo de tal forma que podemos incluso llegar a oler la casa. El mal olor de la ropa sin lavar, de las zapatillas sudadas de estar por casa, de la falta de ducha y el sudor en días de estrés e incluso de los pañales amontonados. Todo ello nos viene a la cabeza solamente por el entorno, por sus colores y la disposición de los objetos. La casa tiene vida propia.

Aunque tengamos unas actuaciones de sobresaliente la historia nos puede parecer de lo más normal al principio, pero conforme la trama va avanzando vas descubriendo la profundidad del mensaje, el cual nos habla de la monotonía, el aburrimiento, la falta de motivación y la poca elegancia que tiene criar un hijo/a. Todo ello llega al clímax en el giro final que no dejará indiferente a nadie.

En definitiva, estamos ante un valiente grito feminista y real, que se aleja de querer gustar a todo el mundo y que presenta de la mejor manera posible la verdad de la vida cotidiana de las personas fusionando la comedia con el drama pero sin darle demasiado peso a ninguno de los dos.

Lo Mejor: La actuación de Charlize Theron y la atmósfera que crea la película.
Lo Peor: Es difícil encontrarle un punto flaco.

Valoración: 9 sobre 10.

Iván Gregori.


Mejor que: Lady Bird.

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