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sábado, 30 de abril de 2016

'Centauros del desierto', la cara oculta del western

Se aburrió a sí mismo el cine de vaqueros e indios, de relatar esas historias de vaqueros buenos e indios malos que debían morir. De sheriffs con estrella sobre la camisa que cabalgan impartiendo justicia por la llanura mientras se fuman su tabaco rubio de liar. Se asistía en las salas de cine a tiroteos entre civilizados y salvajes, que desangraban el 'western' lentamente, hasta que John Ford lo enterró con la elegancia de una derrota prevista.


El director John Ford proyectó en 'Centauros del desierto' (1956) la ceremonia de entierro del cine clásico del oeste. Lo sepultó con 'El hombre que mató a Liberty Valance' en 1962, sin agonías. Descubre Ford la derrota del Oeste salvaje y posterior a la Guerra de Secesión con el personaje de Ethan Edward -John Wayne-Ethan refleja la derrota de los confederados como la ideología racista y el desprecio a la modernidad en contraposición al pasado, ilustrado en su sable inútil en tiempos de rifles y pistolas. Un hombre, Ethan, al que Wayne le confiere presencia en la pantalla y esa obligación de vivir por y para el odio contra aquellos que no siguen sus dictámenes. Tras la derrota en la guerra civil americana, Ford le brinda una nueva oportunidad al personaje de Ethan para vivir: el asesinato de su hermano y la familia de éste y el posible rapto de su sobrina pequeña. Un hombre odioso y obsesivo que habita en la soledad y que solo encuentra compañía cuándo emprende la misión de rescate. Ilustra Wayne, en el personaje de Ethan, la muerte del cine de vaqueros e indios, el declive previo a la modernidad.


Acompaña al personaje de Wayne una historia cuidadosamente bien hilada por Ford. Decide emprender un viaje por el salvaje Texas, repleto de tribus indias. Inicia el rito ceremonioso de un entierro con la desmitificación del heroísmo de esos justicieros sin estrella. Conjura la estrategia propia de los westerns partiendo del antagonismo de 'cowboys' e indios, con la diferencia de introducir una alma errante, perdida y despreciable como la de Ethan. El protagonista rompe con la división entre buenos y malos, pues el encarna las dos caras del ser humano. Monopoliza Wayne todos los sentimientos humanos, dejando su personaje pocos resquicios de expresión a los demás. El amor y el cariño por proteger a los suyos, como también la soledad que le sobrevuela al imponer sus creencias discriminatorias y su sed de violencia desmesurada. Ford desmitifica el héroe del oeste con la imagen de la derrota física y espiritual de Ethan, un 'hijo de puta' sin camino que recorrer.

Ford consigue construir un film que muestra la cara amarga del 'western', el fracaso en la cara de sus personajes y el fin de una época de balas contra flechas. Una historia circular en sus magníficos planos de obertura y cierre que cogen forma en esa puerta que se abre y cierra dando sentido a la vida de Ethan. 'Centauros del desierto' representa el primer paso, la primera piedra, para terminar con el heroísmo y la segmentación entre buenos y malos del clasicismo del oeste.

Lo mejor: la forma en que se desmitifica el 'western'
Lo peor: el final previo de la film

Valoración: 9'5/10
Tráiler: 


Sinopsis:

Ethan Edwards es un hombre que regresa derrotado, tras luchar en el bando de los confederados en la Guerra Civil Americana, al hogar de su hermano. Ethan emprenderá un viaje por las tierras salvajes de Texas para vengar la muerte de la familia de su hermano y rescatar a su sobrina, que está en manos de los comanches.

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