La gran triunfadora del Festival de Sitges del año pasado fue 'La invitación', un modesto thriller de Karyn Kusama que versa sobre la problemática de las sectas y el enfrentamiento a las desgracias y el dolor.
Nos encontramos ante un escenario similar al de otras películas de reciente estreno, como 'La noche que mi madre mató a mi padre' o 'El nombre del bambino': una cena de amigos y conocidos en casa de uno de ellos. Todo el metraje se desarrolla en el hogar que, en este caso, poco tiene de hogareño; se trata más bien de una cárcel de tristes y agridulces recuerdos, sobre todo para Eden (Tammy Blanchard) y Will (Logan Marshall-Green) que perdieron su único hijo en el jardín de esa pequeña mansión.
Al contrario de las antes citadas, no se trata en absoluto de una comedia, sino de una pequeña película de tensión, si no fuese por su apoteósico final se podría catalogar de drama, ya que la tensión no se manifiesta en muchos momentos, sino apenas latente, y el desarrollo del conflicto puede suscitar algún bostezo porque avanza a marchas forzadas y se repiten situaciones similares.
Los nervios van y vienen sin demasiado ímpetu, pero a favor de Kusama hay que confesar que la atmósfera agobiante existe de principio a fin, la puesta en escena con protagonismo de la tenue iluminación que convierten la casa de Eden y David en una crisálida inquebrantable, donde los miedos de cada personaje salen a relucir. Las actuaciones acompañan a la dirección, muy decentes casi todas. Es una película con escasas lagunas a pesar de que no era fácil atar todos los cabos.
Lástima que el guión, de Phil Hay y Matt Manfredi, sea tan poco imaginativo: todo son caminos comunes que llevan al tedio, la segunda vez que Will se separa del resto de amigos ya que me estoy aburriendo. Demasiados flash-backs también, y las pocas frases originales son estupideces del tipo: "Los pingüinos están sobrevalorados". Hasta aquí lo que sucede en la primera hora y cuarto de película, lo que sucede luego no lo desvelaré. Solo diré que es insatisfactorio: demasiado rato esperando el final del suspense para descubrir que la trama no tiene fondo alguno, que todo es un engaño, a pesar de que la acción final entretiene bastante.
Sorprende que con el gran cartel de Sitges 2015, el jurado considerara esta película la mejor, por encima de otras como 'El regalo', que se le asemeja en género y ciertamente también en temática, pero que le supera en profundidad psicológica y tensión, 'Bone Tomahawk' o 'Green room'. U otras más alejadas de la esencia del festival, pero de gran calado: 'Macbeth' y la fantástica comedia absurda y provocadora 'El nuevo, Nuevo Testamento'.
Si lo que quieren ver es una película interesante sobre un grupo de amigos recluidos en un pequeño espacio, vean 'Coherence' (2013) o 'The man from Earth' (2007), serán sumergidos en el conflicto a profundidades abisales en comparación con la superficial 'La invitación'.
Lo mejor: La puesta en escena.
Lo peor: A pesar del bien obrar de Karyn Kusama, la película es una cáscara de huevo vacía.
Valoración: 4/10
Tráiler
Sinopsis
Will y Eden perdieron a su hijo años atrás. La tragedia afectó su relación de forma irreversible, hasta el punto de que ella desapareció de la noche a la mañana. Un día, Eden regresa a la ciudad; se ha vuelto a casar y en ella parece haber cambiado algo, convirtiéndola en una presencia inquietante e irreconocible incluso para Will.
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