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lunes, 19 de septiembre de 2016

'Tarde para la ira', producto de mil noches en vela

Raúl Arévalo, uno de los mejores actores españoles de la última década, polifacético y aclamado por industria y público. Con cinco nominaciones a los Goya entre 2007 y 2014, ganador del "cabezón" en 2009 a Mejor Actor Secundario por 'Gordos' (2009), uno de los bastiones del cine de Daniel Sánchez Arévalo, partícipe del cine de Alberto Rodríguez y de otros grandes cineastas de nuestro país como José Luis Cuerda o Icíar Bollaín.

Raúl Arévalo (que ya no es aquel zagal de 'Compañeros'), uno de los futuros mejores directores españoles de la próxima década. El tiempo ha pasado y ahora, a los 36 años, acaba de cumplir un sueño: estrenar su ópera prima. 'Tarde para la ira' es un ejercicio sobre la venganza reposada e impaciente, el rencor en almíbar agriado, la violencia que nace de la violencia... Se le atribuyen influencias de Sam Peckinpah, de Carlos Saura e incluso se nombra 'La isla mínima', que por cierto, coprotagonizó.

Yo no encuentro similitud alguna con el film de Alberto Rodríguez, si ustedes sí, por favor, coméntenmelas. Aquélla apostaba sobre todo por la estética: una de las mejores fotografías de la historia del cine español, esplendorosos planos de conjunto, la belleza de las marismas del Guadalquivir. El argumento y su tratamiento se aproximaban mucho más a un drama policiaco con trasfondo social que a una película de suspense. En 'Tarde para la ira' la tensión contenida explota en un auténtico thriller, aunque hasta cierto punto bastante predecible, es una película de idas y vueltas.

Es una cinta rabiosa, violenta, nerviosa, por momentos muy desagradable. Predominan los primeros y medios planos, los movimientos bruscos de cámara al hombro (impresionante la primera escena), la sensación claustrofóbica de no poder escapar de ese cuartito de las ratas que es el pasado fatídico, el barrio de mala muerte, los problemas económicos, el recuerdo intempestivo que impide el sueño.

La turbiedad del film está guiada por la mirada áspera y sobria de Antonio de la Torre, que se ha eregido como el actor español de personajes atormentados por excelencia. Pero también por la exhasperación de un Luis Callejo destinado una y otra vez a pagar las faltas de los demás, el semblante triste de una Ruth Díaz que ha sorprendido en el Festival de Venecia obteniendo el premio a la Mejor Actriz en la sección Orizzonti. Incluso podemos disfrutar del camaleónico Manolo Solo, que en su irreconocible papel de cinco minutitos presenta su candidatura a los Premios Goya.

Se advierten fallos de principiante, la música se utiliza en ocasiones de manera horripilante, esa sucesión de golpes percutidos chirría sobre todo en la escena final, restándole mucha fuerza. Quizás deja por el camino demasiadas pistas como para no anticiparse a la trama. Pero avistado o no el desenlace, la violencia y la potencia de las pulsiones de los protagonistas, te mantienen encogido en el asiento. Y es que la violencia es ingrediente esencial de esta ópera prima, el propio Arévalo ha reconocido que se siente atraído por dicho fenómeno por su inherencia al ser humano (aunque ciertamente le horripila). Viendo 'Tarde para la ira' hay que darle la razón a Tarantino con eso de que "la violencia seduce, hay que asumirlo. Es totalmente gráfica y por eso se utiliza tanto. El cine de violencia y de acción es el cine por excelencia. La cámara se inventó para matar y para besar", porque 'Tarde para la ira' es cine del bueno, con recursos eficaces como el uso del fuera de campo o los tensos planos secuencia.

Ocho años ha tardado el de Móstoles en producir la película desde que comenzase a escribir el guión de la mano de su amigo David Pulido, los mismos años que espera José (Antonio de la Torre) a que Curro (Luis Callejo) salga de prisión. Puede que sea el plano psicólogico de José, lo que más debates suscite de la película: ¿cuánto de inherente es el sentimiento de venganza en el ser humano?¿Prima este sobre el perdón? Fijo que varía de persona a persona, y como casi todo, está muy influenciado por la educación recibida y no solo por los genes. José, tras muchas noches sin dormir con los pies en la cabecera de la cama parece tenerlo claro, aunque a nosotros nos resulte inconveniente. Pero no sólo abre este frente, sino otro más interesante si cabe, y menos extremo: ¿valen todas las vidas lo mismo? ¿el arrepentimiento, el cambio en las costumbres y las voluntades, te indultan de los errores pasados? El espectador sensible y crítico puede que también se quede algún rato de vigilia pensando en lo visto, supongo que es una de las cosas que busca Arévalo.

El éxito no se ha hecho esperar, la película ha sido aceptada (e incluso premiada) en el prestigioso Festival de Venecia, y también ha sido presentada en el de Toronto. Dará que hablar seguro en los próximos premios de la academia de cine española. Esperemos que Raúl Arévalo se sobreponga del inesperado éxito de su debut, que sepa salir adelante, y que nos obsequie pronto con otra película de gran nivel.

Lo mejor: El poder de convicción con el que cuenta el director su historia.
Lo peor: La música, casi siempre a destiempo.

Valoración: 7/10

Javier Haya

Tráiler


Sinopsis
Madrid, agosto de 2007. Curro entra en prisión tras participar en el atraco a una joyería. Ocho años después sale de la cárcel con ganas de emprender una nueva vida junto a su novia Ana y su hijo, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido, José.

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