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viernes, 28 de octubre de 2016

'The Walking Dead'. Empezar perdiendo (SPOILER)

Esto que voy a hacer no es algo que pretenda continuar, no tengo en mente analizar uno por uno todos los nuevos capítulos de la séptima temporada de 'The Walking Dead', pero éste, el primero, se lo merece. 
Sería descortés por mi parte, después de jurar mi amor incondicional hacia esta serie, no hablar de lo que ha ocurrido. Antes, aviso de que voy a dar detalles, o sea, si continuas leyendo te vas a encontrar con posibles Spoilers.



 El final de la sexta temporada nos dejaba a todos con el corazón encogido. 'The Walking Dead' se iba a descansar, pero no sin antes crear el cliffhanger más impactante de toda la serie: alguien muy querido moría, y no sabríamos quién sería hasta octubre. Fueron meses y meses de teorías, mentiras y especulaciones por todo internet, pero los de AMC consiguieron mantener el secreto hasta el día señalado.
Llega el 24 de octubre, todo empieza con un Rick (Andrew Lincoln) con la cara llena de sangre y con la mirada entre el shock y la rabia. Delante de él, amenazador, está Negan (Jeffrey Dean Morgan), quien se acaba de convertir en uno de los mejores villanos de la televisión. No le ha hecho falta más que un capítulo para que el mundo entero le odie, pero que, a la vez, nadie pueda negar que el papel de Negan es suyo, de su propiedad. Con un semblante clavado al Negan de los cómics, balanceando su bate, Lucille, de un lado a otro, deja claro quién es el que manda a partir de ahora.
A alguien tenía que cargarse este villano para dejarle claro a Rick y a los demás de lo que era capaz. La primera muerte todos sabíamos que estaba escrita, alguien moría, alguien elegido a suertes, algo tan tonto como el simple 'pito, pito, gorgo, rito'. Tal vez ya tenía elegido a quién iba a matar, pero tenía que dejar claro que no solo será la muerte la que les hará sufrir, sino también la espera.
De repente, el bate se posa sobre alguien, un pelirrojo con un bigote muy característico, Abraham. Es el elegido para morir, para dejarle claro al grupo que Negan no se anda con chiquitas. No es un tiro, no es un navajazo...es una brutal descarga de golpes en el cráneo hasta dejarlo deshecho.
¿Cómo una persona es capaz de hacer algo así? se preguntó medio mundo en ese instante. Fue una escena muy fuerte, muy macabra, sin sentimientos, pero perfecta, muy bien resuelta audiovisualmente. La dirección artística está inmejorable, se ve lo que tiene que verse para hacer que el público no quepa en sus asientos.
Negan restriega el bate por delante de Rosita al descubrir que eran pareja, y ante tal maldad, Daryl (Norman Reedus) no puede contenerse y le da un puñetazo. En ese momento uno piensa que va tocando despedirse de Daryl, que ha metido la pata y ya no volveremos a ver la ballesta dispararse más...pero no, Negan decide que Daryl no morirá, aunque alguien tiene que hacerlo, porque a Negan no le falta al respeto nadie. En un abrir y cerrar de ojos vemos de nuevo a Lucille descansar sobre la cabeza de Glenn (Steven Yeun), quien, con la cráneo roto, un ojo fuera de sitio y luchando por no morir aún, vocaliza unas últimas palabras: 'Maggie, te encontraré'.
Cuesta mucho decirle adiós a uno de los personajes más característicos de 'The Walking Dead', pero es un hecho, Glenn acaba con la cabeza destrozada en el suelo.
Rick sigue en shock, mirando a Negan con unos ojos amenazantes, jurándole que le matará, no sabe cuándo, pero lo hará. Rick no ha pasado los últimos años de su vida luchando por su supervivencia y la de su grupo como para que ahora un tipo con un bate se lo arrebate todo. Sí, dos de sus amigos han muerto, pero Rick sabe que ese es el nuevo mundo, forma parte de las nuevas reglas, la gente muere...pero Negan no es otro gobernador más, sino alguien que te lo va a quitar todo.
Negan se lleva a Rick dejando al resto del grupo en llantos. Ahora le toca al líder entender la situación. Con la metafórica escena del hacha en la caravana, Negan le está diciendo a Rick que ahora es un perro, que deje de creer que va a salvarlos a todos, no tiene otra alternativa que entender que le toca lamerle los zapatos a Negan como y cuando él diga.
Pero, una vez más, Rick no lo entiende, sigue aferrándose a lo que llevamos viendo temporada tras temporada, sigue siendo el mismo Rick, pero no por mucho tiempo.
Negan, después de intentar 'adiestrar' al líder, se da cuenta que necesita algo más fuerte, algo para derrumbar a Rick, algo tan fuerte como cortarle el brazo a su propio hijo.
Ahora toca ver una de las mejores interpretaciones de Andrew Lincoln en toda la serie; lloros, súplicas, nervios, impotencia, y por fin, la mirada que Negan buscaba. No permite que Carl (Chandler Riggs) pierda el brazo, porque consigue tener a Rick justo donde quería, en el pozo más profundo de miseria.
Todo acaba aquí, con Negan al mando y los demás vacíos, pobres, sin nada. Recogen los cuerpos de los asesinados y se van de nuevo a Alexandría.
Sin duda uno de los capítulos más fuertes de la serie, aunque, visto el potencial de Negan, tal vez lo peor aun esté por llegar.

Iván Gregori

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