La realizadora Lynne Ramsay es, en nuestro país y en gran parte del mundo, una completa desconocida. Quizá en unos años, a partir de este filme, que muy probablemente dará un giro a su carrera, ya no lo sea tanto. Ha ocurrido en otros casos, como en el de Nicolas Windign Refn o Jeff Nichols, por ejemplo, directores que hoy en día ocupan elevadas posiciones en el cine independiente estadounidense. 'En realidad, nunca estuviste aquí' (2017), la cinta que nos ocupa, podría ser la primera gran obra indie de Ramsay.
La premisa es sencilla: Joe es un tipo del que apenas sabemos nada. Solitario, sombrío, extraño; un hombre que, a su avanzada edad, vive con su madre. El qué hace por las noches es lo que nos interesa: la búsqueda de niñas y adolescentes secuestradas para su prostitución será su cometido, que realizará de forma brutal abriéndose paso a martillazos. Sin embargo, que nadie espere nada parecido a un blockbuster, una película de acción, intriga, misterio... Nada de eso. El filme es puro cine indie y, por lo tanto, un total ejercicio de estilo, sutileza y, por qué no decirlo, violencia, que se presenta de distintas formas y a través de variados prismas.
La película mereció en Cannes los premios de Mejor Guión y Mejor Actor, para ese monstruo que es Joaquin Phoenix en la cinta. No por su aspecto (que, según ciertos planos, casi que también), sino por la gran interpretación que nos regala, comiéndose totalmente la película como ya hiciera Ryan Gosling en 'Drive' (2001), filme con el que se ha comparado este cinta y con la que comparte multitud de semejanzas. También con 'Taxi Driver' (1976), la mítica obra maestra de un primerizo Scorsese, aunque, todo hay que decirlo, 'En realidad, nunca estuviste aquí' no logra alcanzar la calidad y brillantez de ninguna de las dos, pero en ciertos momentos, se acerca gloriosamente a ellas.
Una cinta extraña, de una potencia audiovisual impresionante y de un estilo que atrapa los sentidos y no los deja descansar. Tanto la música y los efectos sonoros como la fotografía, durante la mayor parte del metraje, son soberbias. El ojo de la directora nos muestra perturbadoras secuencias intentando no caer en clichés y facilidades, sino dándole una vuelta de tuerca a lo establecido. La violencia es más implícita que otra cosa, nada que ver con el primer filme mencionado como referencia, y así consigue crear un efecto distinto, desmarcarse de la competencia. A esto ayudan las particularidades propias de la trama (un thriller en estado puro), caminando en dirección al cine de autor, algo que quizá actúe como una hoja de doble filo.
Del argumento no comentaremos nada para no incidir en posibles spoilers, pero solo por los aspectos mencionados, por el particularísimo estilo que desprende, merece la pena el visionado. Los vaivenes de la trama, el montaje y, una vez más, ciertas decisiones tomadas por Ramsay a la hora de encauzar la historia y, sobre todo, qué contar y qué no, serán las claves para distinguir esta película,bazas que, sin duda, promoverán más de un debate y unos cuantos análisis.
'En realidad, nunca estuviste aquí' es un ejercicio de estilo, cine independiente en estado puro, oscura y extraña como este tipo de filmes deben ser. Recalcar, de nuevo, el increíble trabajo de Joaquin Phoenix, que ofrece otra vez una actuación que es puro deleite.
Lo mejor: el estilo, Phoenix, la fotografía y la banda sonora.
Lo peor: el ritmo decae en ciertas secuencias y, por momentos, se torna quizá demasiado extraña.
Valoración: 8 / 10
Trailer:
Mejor que: otros thrillers independientes similares, como 'Frío en julio' (2014)
Peor que: sus influencias más directas, 'Drive' (2011) y 'Taxi Driver' (1976)
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