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lunes, 4 de julio de 2016

'Demolición', cerrado por derribo

Jean-Marc Valleé, no sé por qué me das una de cal y otra de arena. Con tu anterior película, 'Alma salvaje' (2014), conseguiste emocionarme, dejando algunos momentos de belleza incomparable. Y con 'Dallas buyers club' (2013) firmaste un relato biográfico nada convencional con un trasfondo todavía hoy muy espinoso, una de las mejores películas americanas de ese año. Sin embargo, de 'Café de Flore' (2011) sólo puedo rescatar la banda sonora, el resto es artificio y laberintos rococós sin posible escapada, una auténtica astracanada que soy incapaz de ver sin cierta repulsión. Con 'Demolición', su último trabajo, me ocurre por momentos algo similar a esta última película.

Sé que mis opiniones pueden divergir enormemente de las vuestras (como sucede siempre con las opiniones), pero las críticas hacia la obra del canadiense suelen estar más polarizadas que de costumbre. Vallée suele apostar por melodramas que apelan a los sentimientos del espectador, y es aquí donde suelen nacer las discrepancias.

Sin embargo, no creo que nadie me tilde de loco si digo que esta vez su guionista, Bryan Sipe, se ha pasado de la raya a la hora de seleccionar el detonante de su historia: un paquete de M&Ms atascado en una máquina expendedora de un hospital. A partir de este banal hecho, Davis (Jake Gyllenhaal) escribe sus caóticos sentimientos acerca del reciente fallecimiento de su esposa en unas cartas cuyo destinatario desconoce.

El primer acto parece una gran farsa, todo resulta forzado, una suerte de chiste en la que Davis comienza a afrontar de forma extraña la muerte de Julia (Heather Lind). El espectador sale descolocado de la primera media hora, no sabe cómo reaccionar, cómo tomarse esa supuesta indiferencia, el comportamiento excéntrico del protagonista. Lo único que se saca en claro es que a Jean-Marc Vallée le chifla grabar accidentes automovilísticos, ¡pronto lo llamaran para grabar un episodio de 'Alerta cobra'!

Poco a poco el drama va cogiendo forma. Todo versa sobre la crisis mental de Davis, todo es Davis y su cabecita rota. El personaje que desconoce sus propios sentimientos y los descubre reiniciando, destrozando todo lo que ve a su paso, desmontando los objetos que se interponen en su camino para así poder admirar su interior, para ser capaz de conocer por fin a su difunta esposa.



Al contrario de lo que sucede con 'Café de Floré', el interés y la realidad del film va de menos a más. A los tediosísimos primeros treinta minutos le sucede un segundo acto que no sólo no aburre, sino que incluso entretiene o tensa al espectador. La película va convirtiéndose en un producto más convencional conforme el metraje avanza, y esto resulta positivo, pero no termina de remontar al estar sujeto a un presupuesto tan inestable.

Cambiando de tocata, Gyllenhaal borda el papel, como de costumbre, la película es Davis y él es la película. Haciendo de desequilibrado mental es el mejor de su generación, en esta ocasión no impresiona tanto como en la gran 'Nightcrawler' (2014), pero está igual de convincente, brillante actor. Lástima que del resto del elenco no se pueda decir tanto, y no tanto por las interpretaciones sino por una cuestión de guion: el personaje de Naomi Watts no pega en absoluto con Davis y parece pertenecer a otra película, mientas que Chris (Judah Lewis) y Phil (Chris Cooper), aunque aportan un toque de sal muy sabroso, no están suficientemente definidos, sobre todo el niño.

Algo pretenciosa (como casi todo el cine de Vallée) y poco auténtica, 'Demolición' es una cinta sobre la pérdida de los seres queridos, sobre la búsqueda de la personalidad y los cambios de estado. No convence, pero al menos entretiene.

Lo mejor: El bailecito de Gyllenhaal.
Lo peor: Que un trasfondo tan serio se desate por un paquete de chocolatinas defectuoso.

Valoración: 4/10

Javier Haya

Tráiler



Sinopsis


Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo que sufre una grave desconexión emocional tras la repentina y trágica muerte de su mujer (Heather Lind) en un accidente de coche. Aunque su suegro (Chris Cooper) intenta por todos los medios que se recupere, continúa bloqueado y se dedica a desmontar compulsivamente toda clase de objetos. Gracias a la ayuda de Karen (Naomi Watts) y de su hijo, a los que acaba de conocer, Davis empieza a reconstruir su vida. 

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