Durante la promoción de 'Dunkerque' (2017), Christopher Nolan aviso, a los periodistas presentes en Londres, que quería evitar ser repetitivo; que esa sensación de reiteración le produce hastió. Y por eso 'Dunkerque' es su obra cinematográfica más alejada de la ambición intelectual-filosófica, que presentaban 'Origen' (2010) e 'Interstellar' (2014). Se contiene Nolan en sus pretensiones con un guión donde los diálogos caen abatidos ante la angustia y el deseo de sobrevivir, pero que roza la perfección; por como le hace llegar al espectador el miedo que sienten los soldados. Una nueva forma de enseñar la guerra aunque son, pequeños o no, los detalles que reducen la explosión que comporta la experiencia 'Dunkerque'.
Poco se sabe de la operación de rescate de los soldados británicos, que tuvo lugar en la playa de Dunkerque en 1940 -y no sabe mucho más con 'Dunkerque, ya que Nolan no hace de ella una lección de historia-. Acorralados y amenazados en tierra, mar y aire por el ejercito nazi que ha invadido Francia, más de 400.000 soldados ingles aguardan un milagro que les devuelva a su hogar para empezar la 'Batalla de Inglaterra'. Y es en este angustioso contexto, que muestra pocos signos de esperanza, que Nolan divide en tierra, mar y aire lo que resulta una mezcla, sensacional, del tiempo: una semana de espera en la playa, un día para llegar a Dunkerque desde los pueblos costeros británicos, y una hora para la RAFF. Una manipulación del tiempo explicita que evidencia que Nolan es un hábil maestro a la hora de entrecruzar diferentes tiempos en un mismo espació. Un ejercicio de montaje que hace aún más mayúsculo 'Dunkerque', que avanza con escasos diálogos signo que no significa que abunde el silencio, más bien todo lo contrario: pues Nolan diseña una obra llena de ruido bélico -gritos de soldados arrodillados ante el pánico, disparos y obuses alemanes-. Y sobretodo del trabajo musical más pragmático de Hans Zimmer que llena con musicalidad toda la obra sin caer en la heroicidad, sino la solemnidad y en los acordes necesarios para acompañar el terror. A pesar de la brutalidad sonora, no se puede entender 'Dunkerque' como una película de ruido y poco más -no deriva en 'mucho ruido y pocas nueces'-. Nolan hace de su última película un relato de la guerra sin centrarse en la batalla como los demás directores y dando un nuevo giro -como ya se vio en la aclamada antibélica 'Salvar al soldado Ryan' (1998)-. Mecaniza, su visión de la guerra, a partir de no hacer aparecer el enemigo de forma explicita, lo que aumenta la tensión y el nerviosismo del soldado y del espectador, a la vez que se centra en las vivencias del soldado y en todas las emociones que les rodean. Y toda esta vorágine de sentimientos que se diagnostica con el síndrome de pánico se ve camuflada en una paleta de colores fríos que hielan la atmósfera hasta hacer visible la tensión.
Se muestra en 'Dunkerque' una reflexión sobre la guerra, en que los soldados ante la oportunidad de sobrevivir abandonan la rectitud moral. La guerra no es un lugar para heroicidades y eso lo refleja Nolan, quien no centra su película en personajes sino en personas y vivencias a partir de la proximidad con que sitúa la cámara. No pretende que el espectador empatice con los soldados que cumplen su deber y que buscan salvar su vida, como director busca narra una gran historia que no se vea ensombrecida por nadie. Los sentimientos de temor por encima de la individualidad del valor de Tom Hardy como piloto de la RAFF, de Harry Styles y Cillian Murphy como soldados que buscan ser evacuado o de Mark Rylance quien zarpa con su bote hacia la playa francesa para evacuar a los ingleses. Una idea de mostrar soldados, 'cobardes' por querer salvar sus vidas, alejados de la visión herculiana del personaje de 'Rambo', que se mantiene con firmeza durante todo el film, pero que se disuelve con algunas tramas que eluden a trucos simples y reiterativos estereotipos de suspense que empañan la gran obra de Nolan. Y esta sensación se incrementa, parece ser una norma general en la filmografía de Nolan, en el final de 'Dunkerque' donde el meticuloso director británico pone el piloto automático. Deriva la tensión, el nervio, el sufrimiento y el deseo del espectador no verse jamás en medio de una guerra -Nolan lo consigue con rotundidad- en un mensaje incoherente que demanda volver a luchar, a postergar el conflicto. El retrato bello y terrorifico de la batalla se transforma en un anuncio de zapatos deportivos extrapolable a cualquier enfrentamiento. Especificando una lucha contra el fascismo se hubiese entendido el final y no hubiese zozobrado, como en otras obras de su filmografía.
Christopher Nolan consigue con 'Dunkerque' hacer su obra más diferente, alejada de las pretensiones de sus anteriores trabajos, siendo un film estupendamente minimalista que retrata la guerra desde una visión diferente. Nola demuestra que su meticuloso trabajo sirve para hacer del cine una experiencia.
Lo mejor: como muestra de forma diferente a través de unos elementos muy concretos
Lo peor: una vez más en Nolan, el final
Nota: 9/10
Nota: 9/10
Trailer:
Sinopsis:
Año 1940, con las tropas alemans ocupando Francia, los soldados britanicos aguardan un milagro para regresar a casa y asi evitar caer en manos nazis. Por tierra, mar y aire, Nolan relata como se dio la operación de restace que sirvió más tarde para derrotar a las fuerzas del eje.
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