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lunes, 24 de julio de 2017

'Dunkerque': Nolan incrementa su universo

Durante la promoción de 'Dunkerque' (2017), Christopher Nolan aviso, a los periodistas presentes en Londres, que quería evitar ser repetitivo; que esa sensación de reiteración le produce hastió. Y por eso 'Dunkerque' es su obra cinematográfica más alejada de la ambición intelectual-filosófica, que presentaban 'Origen' (2010) e 'Interstellar' (2014). Se contiene Nolan en sus pretensiones con un guión donde los diálogos caen abatidos ante la angustia y el deseo de sobrevivir, pero que roza la perfección; por como le hace llegar al espectador el miedo que sienten los soldados. Una nueva forma de enseñar la guerra aunque son, pequeños o no, los detalles que reducen la explosión que comporta la experiencia 'Dunkerque'. 
Poco se sabe de la operación de rescate de los soldados británicos, que tuvo lugar en la playa de Dunkerque en 1940 -y no sabe mucho más con 'Dunkerque, ya que Nolan no hace de ella una lección de historia-. Acorralados y amenazados en tierra, mar y aire por el ejercito nazi que ha invadido Francia, más de 400.000 soldados ingles aguardan un milagro que les devuelva a su hogar para empezar la 'Batalla de Inglaterra'. Y es en este angustioso contexto, que muestra pocos signos de esperanza, que Nolan divide en tierra, mar y aire lo que resulta una mezcla, sensacional, del tiempo: una semana de espera en la playa, un día para llegar a Dunkerque desde los pueblos costeros británicos, y una hora para la RAFF. Una manipulación del tiempo explicita que evidencia que Nolan es un hábil maestro a la hora de entrecruzar diferentes tiempos en un mismo espació. Un ejercicio de montaje que hace aún más mayúsculo 'Dunkerque', que avanza con escasos diálogos signo que no significa que abunde el silencio, más bien todo lo contrario: pues Nolan diseña una obra llena de ruido bélico -gritos de soldados arrodillados ante el pánico, disparos y obuses alemanes-. Y sobretodo del trabajo musical más pragmático de Hans Zimmer que llena con musicalidad toda la obra sin caer en la heroicidad, sino la solemnidad y en los acordes necesarios para acompañar el terror. A pesar de la brutalidad sonora, no se puede entender 'Dunkerque' como una película de ruido y poco más -no deriva en 'mucho ruido y pocas nueces'-. Nolan hace de su última película un relato de la guerra sin centrarse en la batalla como los demás directores y dando un nuevo giro -como ya se vio en la aclamada antibélica 'Salvar al soldado Ryan' (1998)-. Mecaniza, su visión de la guerra, a partir de no hacer aparecer el enemigo de forma explicita, lo que aumenta la tensión y el nerviosismo del soldado y del espectador, a la vez que se centra en las vivencias del soldado y en todas las emociones que les rodean. Y toda esta vorágine de sentimientos que se diagnostica con el síndrome de pánico se ve camuflada en una paleta de colores fríos que hielan la atmósfera hasta hacer visible la tensión.
Se muestra en 'Dunkerque' una reflexión sobre la guerra, en que los soldados ante la oportunidad de sobrevivir abandonan la rectitud moral. La guerra no es un lugar para heroicidades y eso lo refleja Nolan, quien no centra su película en personajes sino en personas y vivencias a partir de la proximidad con que sitúa la cámara. No pretende que el espectador empatice con los soldados que cumplen su deber y que buscan salvar su vida, como director busca narra una gran historia que no se vea ensombrecida por nadie. Los sentimientos de temor por encima de la individualidad del valor de Tom Hardy como piloto de la RAFF, de Harry Styles  y Cillian Murphy como soldados que buscan ser evacuado o de Mark Rylance quien zarpa con su bote hacia la playa francesa para evacuar a los ingleses. Una idea de mostrar soldados, 'cobardes' por querer salvar sus vidas, alejados de la visión herculiana del personaje de 'Rambo', que se mantiene con firmeza durante todo el film, pero que se disuelve con algunas tramas que eluden a trucos simples y reiterativos estereotipos de suspense que empañan la gran obra de Nolan. Y esta sensación se incrementa, parece ser una norma general en la filmografía de Nolan, en el final de 'Dunkerque' donde el meticuloso director británico pone el piloto automático. Deriva la tensión, el nervio, el sufrimiento y el deseo del espectador no verse jamás en medio de una guerra -Nolan lo consigue con rotundidad- en un mensaje incoherente que demanda volver a luchar, a postergar el conflicto. El retrato bello y terrorifico de la batalla se transforma en un anuncio de zapatos deportivos extrapolable a cualquier enfrentamiento. Especificando una lucha contra el fascismo se hubiese entendido el final y no hubiese zozobrado, como en otras obras de su filmografía.

Christopher Nolan consigue con 'Dunkerque' hacer su obra más diferente, alejada de las pretensiones de sus anteriores trabajos, siendo un film estupendamente minimalista que retrata la guerra desde una visión diferente. Nola demuestra que su meticuloso trabajo sirve para hacer del cine una experiencia.

Lo mejor: como muestra de forma diferente a través de unos elementos muy concretos
Lo peor: una vez más en Nolan, el final
Nota: 9/10


Trailer:

Sinopsis: 
Año 1940, con las tropas alemans ocupando Francia, los soldados britanicos aguardan un milagro para regresar a casa y asi evitar caer en manos nazis. Por tierra, mar y aire, Nolan relata como se dio la operación de restace que sirvió más tarde para derrotar a las fuerzas del eje. 

sábado, 6 de agosto de 2016

'Jason Bourne': entre lo clásico y los posmoderno

Paul Greengrass viste la última película de Jason Bourne, el espía sin memoria, con una pincelada del aire más clásico de la saga, aunque se respira ruptura a medida que avanza la obra. Brillantes son las escenas de acción, en especial, una de las más icónicas de la saga: las persecuciones en automóvil por el medio de una Atenas sumada a los gritos de revolución del pueblo griego. Greengrass consigue, con un sinfín de recursos técnicos, que el espectador perciba la tensión y la adrenalina que ocupa cada una de las acciones de los protagonistas, los cuales merecen una mención aparte. La actriz Alicia Vikander se desenvuelve a la perfección en cada uno de sus papeles, y Matt Damon  confirma que su interpretación en 'Interstellar' solo fue un accidente a olvidar. Jason Bourne respira en pantalla, sin problemas, con cada gesto de Damon.



La saga iniciada por Doug Liman con 'El caso Bourne' (2002) se distinguía de los otros films de espías por la incapacidad del protagonista de recordar su pasado. El propio Greengrass siguió con dicha incapacidad en: 'El mito de Bourne' (2004) y 'El ultimatum de Bourne' (2007) hasta que se puso al cargo de 'Jason Bourne'. Se desmarca, de forma descarada de las anteriores, avisándonos desde el principio que Bourne, como dice él: 'Lo recuerdo todo'. Atrevida y arriesgada decisión del director inglés, que no acaba de resultar, pues pierde el encanto trágico y el deseo malvado del espectador por ver sufrir al protagonista que no sabía de qué lado estar. Ahora Greengrass nos sitúa en una época donde el espionaje es el resultado de la industrialización social -redes sociales- y el uso cotidiano de ella por parte de la población. En la época postsnowden y de la crisis griega emerge el Jason Bourne más clarividente y seguro de sí mismo. Se edifica así en el héroe más clásico, que sabe por quién luchar.


En un contexto donde la premisa dictamina que la información es poder, es necesario ampliar las áreas de información. La CIA, dibujada como una amante del poder, se empeña en introducir dicha premisa en su hoja de ruta. Greengrass nos deja ver las relaciones 'amistosas' entre la CIA y un rico empresario dueño de una empresa estilo 'Facebook'. De forma magnífica, elegante y sutil, el director deja al espectador extraer sus propias conclusiones sobre la similitud entre la ficción y la realidad. Una trama secundaria que Greengrass ya aplicó, con la misma fórmula, en 'Green Zone' (2010) con el propio Matt Damon como protagonista. El contexto de guerra cibernética cohabita en pantalla con la revolución del pueblo griego. En medio de una guerra urbana entre revolucionarios y las fuerzas policiales, Greengrass diseña una persecución en medio de un laberinto urbano. Un diseño arquitectónicamente caótico en el que Bourne se desenvuelve encima de una moto y perseguido por la policía y la CIA. Pero  no es Bourne el único que disfruta de la situación. El diseño y la ambientación de las escenas, como los movimientos de cámara hacen de ella una escena para el recuerdo y a la altura de la persecución en Mini del 'Caso Bourne'. 



Algo más que pinceladas que consiguen construir una trama interesante, que funciona, pero que con diferencias resulta ser una película más de Bourne. Un blockbuster que proporciona entretenimiento pero del que se esperaba algo más, falta alguna pieza en el puzzle, algo que Greengrass podría encontrar de la mano de la pareja Vikander-Damon. La actriz Alicia Vikander se muestra fría, calculadora y despiadada. Un gran papel que acompaña la actuación de Damon, que como Jason Bourne se muestra infalible. El que no consigue mostrarse igual que el dúo protagonista es Tommy Lee Jones. El veterano actor, quizás por exigencias del guión, muestra un rostro agostado y sus últimos papeles de villano lo llevan a ser considerado un 'cansino histórico'.

'Jason Bourne' de Paul Greengrass resulta una buena película de acción que tiene momentos de gran lucidez y brillantez, las escenas de Grecia son simplemente espectaculares, que goza de un buen reparto pero que pierde al compararla con las anteriores.

Lo mejor: la persecución en Grecia
Lo peor: Tommy Lee Jones

Valoración: 6'5/10


Tráiler:

martes, 12 de enero de 2016

Michael Fassbender como Matthew McConaughey

El 2016 presentará cualitativa y cuantitativamente las cualidades interpretativas del actor Michael Fassbender. 

El actor alemán Michael Fassbender

Llevaba escrito el cine actual, a su lado, el nombre de Matthew McConaughey. Se convirtió en el actor del momento, tras sus ilustres interpretaciones. Se encumbro por el Oscar en 'Dallas Buyers Club' y por el aplauso tras su papel en 'Interstellar'. Sin dejar de ser uno de los actores más reconocidos actualmente, su legado lo recoge este año Michael Fassbender.

El actor alemán encara 2016, al igual que McConaughey los últimos años, como el año de su consolidación en la industria de cine. Fassbender que empezó mostrando sus cualidades en papeles secundarios de grandes proyecciones -'300', 'Malditos Bastardos', '12 años de esclavitud'-, afronta este año cargando con el peso de actor principal. Su apasionada interpretación de los personajes al igual que su polivalencia acompañan su corte clásico que se vislumbran en las ya estrenadas -a finales de 2015- 'Macbeth' y 'Steve Jobs'. Pero 2016 aguarda el regreso en mayo de Magneto, representado por tercera vez por Fassbender, en 'X-Men: Apocalypse'. Este, no será su único regreso ya que a finales de enero empezara el rodaje de 'Prometheus 2' dirigida por Ridley Scott. Otoño sera la época en que el actor alemán interprete a un farero en 'La luz entre los océanos', donde se traslada a la gran pantalla la novela de Derek Cianfrance. Sin fecha de estreno en España encontramos 'Kgniht of Cups' de Terrence Malick y protagonizada por Christian Bale y Natalie Portman. A finales de año producirá 'Assassin's Creed' la cual también interpretará. Este no será el único asesino al cual represente pues adoptará el cuerpo de Harry Hole como asesino en serie en 'El muñeco de nieve', otra adaptación literaria.

El 2016 será un año donde el rostro de Michael Fassbender aparecerá en casi todas las películas, pero siempre mostrando una mirada diferente. Puede ser el año de su consolidación y donde su talento se vea premiado en oro y alfombras rojas. 

Pablo Rubio
 
 
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