Porque entre Ben E. King y Loquillo me quedo con el primero, y porque de feo, fuerte y formal solo tengo un poco de lo último, a partir de ahora me referiré a la cinta de Rob Reiner con su título original: 'Stand by me' (1986). Aunque bien podría titularse 'Los Goonies 2' si no fuese por la norma no escrita de que las segundas partes siempre son peores.
Los puntos en común entre una y otra cinta no son nada desdeñables. Para empezar, la premisa es la misma: un grupo de amigos pre-adolescentes en busca de un objetivo delimitado, un tesoro en el caso de 'Los Goonies' (1985) que se convierte en el cadáver de un compañero en el relato de Evans y Guideon, guionistas de la película que parten una vez más de una novela de Stephen King. También se sostiene la tesis de que cuantos más años tienes, más indeseable (e incluso estúpido) te vuelves. Y por supuesto, mantiene los niveles de cursilería y sensiblería bastante altos. E incluso repite en el reparto el malcarado e insolente Corey Feldman.
Ahora bien, hay que reconocerle a 'Stand by me' una banda sonora fantásticamente escogida que te sumerge en ese verano americano que los niños de ciudad nunca vivimos: tórrido, brillante e imaginativo con canciones que van desde el 'Everyday' de Buddy Holly al 'Yaketi Yak' de The Costers pasando por el clásico 'Lollipop' de Chordettes. Y porque el escenario es mucho más dado a evocar la nostalgia de esos estíos de mediodías demasiado calurosos, de noches a la fresca, de aventuras a media tarde y pasatiempos que ahora nos resultarían cavernícolas por la ausencia de teléfonos móviles. Con colores ligeramente satinados que imprimen la sensación de que el tiempo ha pasado.
Y sí, da igual que no hayamos pisado nunca territorio yankee, o que no hayamos veraneado jamás en un pueblo o una aldea. A pesar de ser cursi, 'Stand by me' evoca a recuerdos lejanos, y los trae con fuerza, como una ráfaga de viento con olor a hierbabuena.
En los personajes del maldito Wil Wheaton (cualquiera lo reconocería si solo lo ha visto como archienemigo de Sheldon Cooper), del desaparecido River Phoenix (irónicamente bromea sobre la más que posible prematura muerte del personaje de Feldman), de Jerry O'Conell y del propio Feldman cualquiera es capaz de sacar parecidos con ese niño de nuestra antigua pandilla, con nosotros mismos o con otros nanos de los que deambulaban por el patio. La película es entrañable, en parte también por las tremendas interpretaciones de estos mocosos, dirigidos con mucha mano por Reiner, y porque sus papeles se ajustaban considerablemente a su forma de ser.
Igual de consistente está Kiefer Sutherland en el papel de villano, a pesar de que el prota de '24' (2001) está más alejado del comportamiento de su personaje. Su timidez se convierte aquí en una fanfarronería que roza la psicopatía, como si se transformase en Xavi Daura de los Vengamonjas (el parecido no pasa por alto).
Lo que sí que sobra absolutamente es la trama de Wheaton con su hermano mayor John Cusack. Presentada de una manera tan exagerada que resulta del todo increíble, y la pena que en un principio podía dar, queda en mísero patetismo.
La balanza de lo negativo y lo positivo estaría bastante equilibrada. El pastelón en el que en muchos momentos se convierte la película no empalaga, en todo momento la cinta es entretenida y dinámica. Por ejemplo, las frases finales del escritor (directamente vomitivas) son contrarrestadas por la magnífica conversación que tienen alrededor del fuego como si de 'Aquellos maravillosos 70' se tratase. Da la sensación de que el envoltorio del producto sea una completa ñoñería, pero por dentro tiene joyas que descubrir.
La película está destinada a tocar la fibra sensible y, aunque dé rabia, lo consigue.
Lo mejor: La dirección de actores de Rob Reiner y la complicidad de los cuatro protagonistas.
Lo peor: La ñoñería.
Valoración: 5/10
Javier Haya
Tráiler
Y sí, da igual que no hayamos pisado nunca territorio yankee, o que no hayamos veraneado jamás en un pueblo o una aldea. A pesar de ser cursi, 'Stand by me' evoca a recuerdos lejanos, y los trae con fuerza, como una ráfaga de viento con olor a hierbabuena.
En los personajes del maldito Wil Wheaton (cualquiera lo reconocería si solo lo ha visto como archienemigo de Sheldon Cooper), del desaparecido River Phoenix (irónicamente bromea sobre la más que posible prematura muerte del personaje de Feldman), de Jerry O'Conell y del propio Feldman cualquiera es capaz de sacar parecidos con ese niño de nuestra antigua pandilla, con nosotros mismos o con otros nanos de los que deambulaban por el patio. La película es entrañable, en parte también por las tremendas interpretaciones de estos mocosos, dirigidos con mucha mano por Reiner, y porque sus papeles se ajustaban considerablemente a su forma de ser.
Igual de consistente está Kiefer Sutherland en el papel de villano, a pesar de que el prota de '24' (2001) está más alejado del comportamiento de su personaje. Su timidez se convierte aquí en una fanfarronería que roza la psicopatía, como si se transformase en Xavi Daura de los Vengamonjas (el parecido no pasa por alto).
Lo que sí que sobra absolutamente es la trama de Wheaton con su hermano mayor John Cusack. Presentada de una manera tan exagerada que resulta del todo increíble, y la pena que en un principio podía dar, queda en mísero patetismo.
La balanza de lo negativo y lo positivo estaría bastante equilibrada. El pastelón en el que en muchos momentos se convierte la película no empalaga, en todo momento la cinta es entretenida y dinámica. Por ejemplo, las frases finales del escritor (directamente vomitivas) son contrarrestadas por la magnífica conversación que tienen alrededor del fuego como si de 'Aquellos maravillosos 70' se tratase. Da la sensación de que el envoltorio del producto sea una completa ñoñería, pero por dentro tiene joyas que descubrir.
La película está destinada a tocar la fibra sensible y, aunque dé rabia, lo consigue.
Lo mejor: La dirección de actores de Rob Reiner y la complicidad de los cuatro protagonistas.
Lo peor: La ñoñería.
Valoración: 5/10
Javier Haya
Tráiler
Mejor que: 'Los Goonies'.
Peor que: El capítulo de 'Los Simpsons' que homenajean a la película.
Da gusto leerte, Javier.
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