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sábado, 6 de abril de 2019

'Fariña', mucho más que una serie

'Fariña', se ha convertido en una de las mejores series de producción española, y sin duda alguna está en lo más alto del ranking de las series nacionales de 2018. Una de las claves del éxito de 'Fariña' es que es mucho más que una serie, es el reflejo de una sociedad. 

A priori, podría parecer que el éxito de la serie podría venir dado por toda la rocambolesca historia que ha envuelto al libro de Nacho Carretero, o por la gran aceptación que están teniendo las historias de los mayores narcotraficantes del mundo llevadas a la pequeña pantalla, como el caso de Pablo Escobar con 'Narcos' (2015-2017). Sin embargo, 'Fariña' es capaz de defenderse por sí misma. 


Podríamos pasarnos horas hablando de las fantásticas dirección de fotografía y dirección artística, del buen guión o del ritmo. No obstante, el gran triunfo de la serie es ser capaz de contar una historia de narcotraficantes mafiosos sin caer en los grandes clichés del cine. Es una historia real como la vida misma, que cuenta la historia de cientos de gallegos que durante los años 80 y 90 sufrieron el impacto de la droga. 

Cuando se trabaja una temática futurista, basada en un mundo que no existe, se puede inventar lo que queremos, los espectadores están predispuestos a creérselo y son capaces de aceptar un "nuevo mundo". Lo mismo ocurre cuando son historias basadas en un pasado muy lejano; nosotros aceptamos el contexto que nos muestran porque no lo conocemos. Sin embargo, cuando se ambienta una ficción en la actualidad o un pasado reciente, como es en este caso los años 80 en Galicia, la ambientación y la atención a los pequeños detalles tienen que estar muy bien ejecutadas porque los espectadores la conocen a la perfección. 


'Fariña' no trata de explicar cómo se intentó acabar con el contrabando, sino que hace una radiografía de la sociedad gallega y cómo las drogas cambiaron las vidas de miles de familias. 'Fariña' no es solo una historia de narcotraficantes. Es la historia de una sociedad, cuanta la vida de una generación de de personas que convivió codo con codo con el tráfico y el consumo de drogas. Vemos cómo lo que empezó siendo un "trabajo" en el límite de la legalidad se fue convirtiendo en un "juego" de adultos. Se comenzó con el contrabando de tabaco, algo que en la constitución apenas estaba penado y que incluso la sociedad había aceptado. El gran cambio vino a principio de los 80, cuando la ley fue modificada equiparando las penas del contrabando de tabaco y el de drogas. Fue aquí donde los contrabandistas gallegos cambiaron el tabaco por la droga, que era infinitamente más lucrativa. 

Y este es el conflicto principal de la serie. Vemos cómo los contrabandistas, que eran personas respetadas y veneradas por la sociedad, pasaron a ser considerados personas non gratas. Este cambio queda perfectamente reflejado cuando Sito Miñanco (Javier Rey) compra el club de fútbol del pueblo y en un ambiente festivo se convierte en un "héroe"; un par de años más tarde, esa misma gente que lo ovacionaba se manifiesta en la puerta de su casa porque la mercancía que está introduciendo en el país está matando a los jóvenes por  sobredosis. Además, la clave para que la serie sea capaz de transmitir este cambio son los actores. Ellos mismos han sido víctimas de la droga, han tenido amigos, familiares, vecinos, que se han visto afectados por la drogadicción y han vivido en sus propias carnes la transformación que se produjo en el pueblo gallego. Por eso durante la serie no se intenta alabar los actos de los protagonistas, sino que se plasman las consecuencias que tienen esos actos en la sociedad. Toda acción tiene una reacción


Como reflexión final, rescatamos uno de los momentos que mejor refleja el paso de traficar con tabaco a drogas. Uno de los socios de Sito ha de quedarse en Panamá como garantía de vida, por si mercancía de Ballesteros no llegaba a tierra. Es aquí donde Sito se da cuenta del cambio que se está produciendo. Lo de antes era un juego de niños comparado con esto, es ahora donde empieza la realidad. Antes, si se perdía una mercancía, se perdía el dinero invertido. Ahora no solo es eso, ahora los errores se pagan con la vida de las personas. Es aquí donde vemos el reflejo de la sociedad.

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