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viernes, 5 de abril de 2019

Crítica de 'Identidad borrada', el miedo a cambiar

Joel Edgerton ('El Regalo', 2015) dirige su segunda película, 'Identidad Borrada', una adaptación de las memorias de Garrard Conley y su terrible experiencia tras pasar por una terapia de conversión donde se "reconduce" a los gays.



Perturbador. Es la primera palabra que me viene a la mente cuando veo el semblante de Joel Edgerton. Colocarle esa etiqueta no me posiciona ni me deja de influir en su obra; puesto que el actor y ahora director australiano se hizo famoso por interpretar personajes risueños e incluso adorables, como su debut en la serie de éxito 'The Secret Life of Us' o en la reciente 'Loving' (2016), quiero creer que su inquietante rostro de ojos hundidos sirve para expresar emociones bonitas y esperanzadoras.


Pero seguramente fue desde que vi su magnífica ópera prima 'El Regalo', el cual también protagoniza, que cada vez que sale su figura a escena me pone los pelos de punta. Tal vez fuese esa turbadora historia de escalofriante final lo que me hizo respetar la inverosimilitud de la estrella australiana; ahora, con esta rendida perturbación me aventuré a ver su nueva película de, eso sí, aparente distensión en la carga dramática. 


La historia del joven Jared en 'Identidad borrada' es en gran medida estremecedora, quitando a homófobos y protestantes radicales que podrían considerar a día de hoy de algo normal esto de "curar a los gays". Para el resto del planeta el corazón se nos encogerá cuando veamos entrar al chico a este centro de internamiento como si de un loco a una clínica psiquiátrica se tratase.

La banda sonora, los rostros apagados de los reclusos (de los que destacan Xavier Dolan y Troye Sivan, iconos LGTB de las nuevas generaciones) y la prepotencia de los dirigentes del lugar comandado e interpretado por el señor Edgerton (quién si no) y respaldado por, ojo a esto, el bajista de los "Red Hot Chili Peppers", Flea, es poco comparado con el dramatismo que se cuece fuera de todo esto, sitio al que Jared recurre para escapar del lavado de cabeza y así buscarse en sus recuerdos amargos.


Con estos elementos era pan comido capturar bien toda esta conciencia que empieza a tener el protagonista sobre que algo iba mal. Lo realmente emocionante es cómo la película consigue trasladarte el sentimiento de lucha y arrepentimiento que culmina en un clímax muy poderoso que te hace cerrar el puño y casi gritarle a la pantalla.

Y es aquí además cuando se producen dos de los momentos más importantes de la cinta, que tienen que ver con la familia. Primero es esa evolución y esa conexión madre-hijo donde Nicole Kidman lo hace a la perfección, y después está la escena en el que el personaje de Lucas Hedges, con más razón que un santo, le dice al de Russell Crowe que quizás el que tiene que cambiar es él, el padre, quien ni siquiera puede decir ni una sola palabra.


'Identidad borrada' es fulminante en su mensaje de concienciación, pero lo es más enérgico en dirección de actores y tratamiento del tensiómetro, algo de lo que se ha hecho experto Joel Edgerton en tan solo dos películas. Seguramente una puesta en escena más atrevida y un ensañamiento mayor en el guion podría haber elevado la película a la categoría de obra maestra, pero en todo caso sigue siendo un asombroso y emocionante relato que la gente debe conocer.

Lo mejor: El casting y la dirección de actores es impecable.

Lo peor: Se esperaba más nervio de un director que sobrecogió a todos con 'El Regalo'

Valoración: 9'5/10


Tráiler:



Te gustará si viste: 'El Regalo' (2015), la ópera prima de Joel Edgerton

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