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viernes, 23 de agosto de 2019

Crítica de 'Érase una vez... en Hollywood', casi perfecto Quentin Tarantino

Y llegó la novena película, a una de retirarse en gloria, y ya sabía que estaba en lo alto. Quentin Tarantino logra sorprender aún a sus feligreses con 'Érase una vez... en Hollywood' y consigue sacar de sus casillas a otra buena parte del espectador en un genial homenaje al cine con todo tipo de jugarretas "tarantinianas".


Me decanto por la palabra memorable, pues es el adjetivo que merece un director que, con solo pronunciar su nombre, hace que nos traslade al cuarto de libra con queso, al señor Rubio bailando, al Lou-issssss o a, cómo no, la sangre a chorrazo limpio. Estas son las cosas que imaginamos cuando vemos esas letras amarillas que anuncian "una película dirigida y escrita por Quentin Tarantino". Pero su última locura, 'Érase una vez... en Hollywood' nos recuerda también algo tan obvio e importante como desestimado: su amor por el cine.

Por supuesto, no iba a ser un homenaje normal. Hasta entonces, conocíamos su particular visión de los western, de la venganza o de las traiciones; su pasión por el séptimo arte hace que se atreva a exagerar como él sabe géneros enteros de cine, desde las artes marciales de 'Kill Bill' (2003) a los nazis en 'Malditos Bastardos' (2009). Con 'Érase una vez... en Hollywood' presenciamos con asombro su habilidad para narrar historias con una destreza intachable y, a su vez, dejarnos a cuadros con un último as en la manga.


Tarantino nos lleva al Hollywood de finales de los 60 a través de los ojos de un actor en sus horas bajas como estrella de westerns (Leonardo DiCaprio) y a su doble de acción y fiel amigo (Brad Pitt). Hay un evidente juego de paralelismos y desemejanzas entre ellos que el director sabe que hay que presentar, pero son en las acciones por separado cuando más entretenido está el espectador. Personalmente me quedo con Rick Dalton (Dicaprio) enfrentándose a sí mismo, consolado por una niña, intentando convencer directamente al espectador (literalmente, con ayuda de un espejo).

El magnífico recurso del cine dentro del cine encuentra su baluarte en un más que correcto y divertido DiCaprio, pero el que, con sorpresa, atrae la atención y desborda es el personaje de Brad Pitt. Y digo con sorpresa porque lo que parecía un secundario sin recorrido en los primeros minutos de película Tarantino y Pitt lo convierten en un personaje absolutamente icónico y excepcional. Con él no solo ocurren las escenas más divertidas si no que llegas a desear una película con la historia del molón y recóndito Cliff Booth.


Pero a las dos horas de película Quentin Tarantino comienza a hacer de las suyas y la audiencia se impacienta. El exceso de metraje del segundo acto se lo podemos llegar a perdonar, pero entrados de lleno en lo que será el clímax final Tarantino saca su lanzallamas de recursos del cine y achicharra a una audiencia que ya estaba quemada. Aunque la sangre y la violencia explícita y gratuita están en el menú es la forma del guion lo que cobrará importancia.

La trágica historia de Sharon Tate, interpretado por una encantadora y entrañable Margot Robbie, y La Familia Manson, en ocasiones muy intrigante, es un telón de fondo. Pareciera que Quentin Tarantino dejara esa realidad (y la posible ucronía) para otra ocasión. Lo memorable en esta historia, en cierto modo, debe ser la honra hacia esa época, al cine y a dos compañeros que intentan ser amigos en los malos momentos, pero sobre todo lo serán los puñetazos, los gritos y las bromas e insultos. Es en esa ficción, que ha estado mano a mano con la realidad y sus referencias, donde Tarantino se siente más a gusto y donde ocurrirá la magia de lo inolvidable.


Es demasiado pronto para hablar de obra maestra de Tarantino, 'Pulp Fiction' (1994) sigue teniendo algo que las demás no llegan a tener, y cuando aún me evoca a la pasión narrativa de 'Jackie Brown'  (1997) y al desparpajo final de 'Malditos Bastardos' (2009) es innegable que 'Érase una vez... en Hollywood' es una película digna y bárbara.

Lo mejor: El personaje de Brad Pitt, la actuación de Leonardo DiCaprio.

Lo peor: Se toma demasiado tiempo para un final muy cuestionado.

Valoración: 9/10

Nicolás de Benito

Tráiler:

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