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martes, 16 de agosto de 2016

'RocknRolla', la maduración de la mafia desorganizada

Hay directores que se ciñen a una fórmula argumental por la cual son conocidos: los padres de Yasujiro Ozu buscan marido a sus hijas solteras, Almodóvar con sus mujeres enfrentadas ante un drama monumental por la imprudencia de los hombres, la búsqueda del crimen perfecto de Hitchcock... Y las historias cruzadas protagonizadas por los mafiosos de medio pelo de Guy Ritchie.

'Lock & Stock' (1998), 'Snatch: cerdos y diamantes' (2000) y 'Rock'nRolla' (2008) son tan parecidas entre sí que habría que hablar de una trilogía. Propongo llamarla la trilogía de la marrullería, puesto que todos sus personajes no utilizan las neuronas sino para pensar en su propio benenficio, casi siempre material, haciendo trampas o empleando una violencia descarada. Las tres han sido escritas y dirigidas íntegramente por Guy Ritchie, las únicas hasta el momento del laureado cineasta británico.

La trama siempre es idéntica: un grupete de personajes del hampa, esta vez la Banda Salvaje interpretada por Gerard Butler, Idris Elba y Tom Hardy cargan sobre sus espaldas con una importante deuda económica debido a su codicia. Para saldarla, aceptarán ser los mercenarios de la contable del rico ruso Uri, Stella. Mediante una serie de enredos muy calculados, el círculo se cierra gracias a los negocios que Uri tiene con Lenny Cole, el mafioso londinense que tiene una cuenta pendiente con la Banda Salvaje.


Quizás la mayor novedad de la película respecto a sus antecesoras sea la incursión de la mafia extranjera, aunque es bien sabido que a Ritchie le encantan los rusos: su fortaleza fisica, su determinación y su espontaneidad (acuérdense ustedes del magnífico Boris). Por lo demás, es más de los mismo. Un guión ágil que aunque decae considerablemente a mitad cinta resurge en el tramo final, individuos extravagantes y caóticos (véase, Johnny Quid), bastante violencia y torturas que siempre incluyen animalitos u otras bestias.

Posiblemente sea la menos original de las tres cintas, las influencias exteriores, principalmente de Tarantino, se hacen más que evidentes en momentos puntuales de la trama. Y el tono de autenticidad se pierde en parte al abandonar esos escenarios marginales de "La Pérfida Albión" y esos personajes tan puros del hampa británico interpretados por Jason Flemying, Jason Statham o Vinnie Jones.


A pesar de la repetición, 'RocknRolla' sigue siendo una obra extremadamente original, con un guión repleto de joyas dialogales que provocan carcajadas. Y aunque el trasfondo frívolo de la burbuja inmobiliaria le reste el romanticismo a la cinta que le proporcionaban las partidas de póker y el boxeo gitano a las otras películas, Guy Ritchie sigue conservando la fórmula del entretenimiento, su técnica nos deleita con un montaje ágil y sorprendente, la acción apenas tiene pausas y las actuaciones son maravillosas.

Lo dicho, 'RocknRolla' no tiene desperdicio alguno. Véanla, si puede ser con compañía, hagan cábalas sobre lo que sucederá a continuación, no es fácil acertar, los giros se suceden de continuo. Y eso que Guy aplica su personalísimo cliché moral que hacen en cierta medida previsibles sus desenlaces: todo parte de la división de sus personajes, que se dividen en dos categorías, los hijos de puta asquerosos y los hijos de puta entrañables, muy fáciles de distinguir. Pueden suponer quiénes son los únicos que acaban vivitos y coleando, sobre todo si han visto alguna de sus primeras películas.

No sé si me convencen sus desenlaces, salpicados por un extraño sabor agridulce. Pero el resultado global es espectacular. Además, Ritchie pone cuidado en los pequeños detalles, en sus películas las mochilas y las maletas pesan, para que no se queje Javier Cansado. Bueno, Bob el Guapo se despide.


Lo mejor: La esencia del cine made in Guy Ritchie no se pierde en absoluto.
Lo peor: Se echa mucho de menos a Jason Flemying y sobre todo a Vinnie Jones.

Valoración: 7/10

Javier Haya

Tráiler


Sinopsis
La noticia de que Uri Omovich (Karel Roden), un rico mafioso ruso, está montando un negocio multimillonario de compraventa ilegal de terrenos en Londres, hará que todos los delincuentes de la ciudad quieran participar en la operación. Uri le pide a Lenny Cole (Tom Wilkinson), un pez gordo de la mafia londinense, que se ocupe de todos los trámites burocráticos y compré a un concejal (Jimi Mistry). Lenny confía la operación a su lugarteniente Archy (Mark Strong). Por su parte, la contable de Uri, Stella (Thandie Newton), decide llevarse parte del botín; para ello, contrata a dos mafiosos, que tienen cuentas pendientes con Lenny. 

martes, 19 de abril de 2016

'Lock & Stock', el nacimiento de la mafia desorganizada

Hace ya 18 años que se estrenó la ópera prima de ese cineasta de autor llamado Guy Ritchie. La conducta inmoral de todos sus personajes, la agresividad irracional y las desgraciadas (y divertidísimas) coincidencias son el sello de identidad de la enredada mente de este británico cuarentón, uno de los autores más frescos e ingeniosos del panorama europeo del cine actual.

Sus películas son puro entretenimiento, posiblemente diversión irrelevante, pero las imágenes, los personajes (granujas, delicuentes, matones a sueldo...), se quedan en la retina de sus espectadores, bien sean admiradores o detractores. Ya pasó con el éxito que supusieron sus dos entregas de Sherlock Holmes, en las que convierte a los clásicos personajes de Conan Doyle en rufianes empedernidos (encabezados por el mayor rufián de Hollywood, Robert Downey Jr.) y crea un universo de detectives basado en los golpes, los cambios de velocidad y las sorpresas de última hora, en la segunda, mucho más floja que su predecesora, sin encontrar el freno en este aspecto. Más recientemente, también ha sido aplaudida su capacidad de convertir un blockbuster como 'Operación U.N.C.L.E' (2015) en una convincente película de acción. 

Pero si por algo es conocido Ritchie es por ese mundo 'gangsteril' de peleas, tiroteos y robo; el mundo que hizo tan conocida y alabada a 'Snatch. Cerdos y diamantes' (2000), y, posteriormente, tras su bache de remakes con Madonna, 'RocknRolla' (2008). No obstante, es su primer largometraje el mejor: por originalidad y guión, por cometer menos excesos, por ser la piedra sobre la que edificaría sus siguientes dos exitazos. 'Lock & Stock' (1998) es el origen de este peculiar cine.

La pantalla invadida de tonos amarillentos ya nos hace pensar en algo enfermizo, intoxicado. La primera escena, Jason Statham vendiendo en la calle bisutería sin esconder en absoluto que la ha obtenido por medios ilícitos, nos confirma la teoría. Todos los personajes de la película responden al mismo patrón: buscan dinero por cualquier medio, no les frena ningún impedimento legal o moral. Posiblemente la única excepción sea Big Chris, interpretado por el ex-futbolista Vinnie Jones en su debut en el cine, que siente por Little Chris más afecto que por cualquier cosa en el mundo. Sin embargo, su profesión y sus métodos (similares a los que acostumbraba a demostrar en los terrenos de juego) contrarrestan este amor paternal, la consecuencia es la falta de empatía que siente el espectador hacia la panda de granujas que protagonizan los hechos.

Por tanto, puedes sentarte enfrente de la pantalla sin preocuparte por quien vaya a caer, la indiferencia es en cierta medida uno de los valores que transmite la película. Por otro lado, Guy Ritchie no tiene reparos en meter a tres personajes de la clase de  Keyser Soze Marsellus Wallace. Si ve necesario meter a varios villanos terribles capaces de lo peor, no le tiembla el pulso, el objetivo es la mayor violencia gratuita posible, sentir asco por los torturadores mientras no podemos dejar de mirar a la pantalla con media sonrisa aflorando por la comisura de los labios.

De hecho, la película suscita un debate interesante, ¿cómo puede ser que nos sintamos cómodos ante tanta violencia?¿Que sea una película tan divertida una historia que se basa en los robos, las artimañas y los asaltos a mano armada? Tal vez sea porque la película es mucho más que eso: un guion la mar de ingenioso, acción ininterrumpida acompañada de cambios de velocidad, prodigiosas técnicas audiovisuales... A algunos les recuerda al cine de mafiosos italo-americanos, o incluso a las cintas de Quentin Tarantino, pero no tiene la solemnidad del primer género, ni la complejidad de los personajes del loco de Knoxville; a mi me recuerda más al nihilismo de 'Trainspotting', porque seduce y repugna a la vez, pero en una medida muy inferior a la dureza de sus imágenes. Sólo los ingleses deben de saber hacer eso.

También ayuda el reparto, no falta ninguno de esos actores que parecen sacados de una panda callejera, empezando por Jason Flemyng y pasando por Nick Moran, Jason Statham, Frank Harper, Dexter Fletcher o el propio Vinnie Jones. O incluso otros más intimidatorios como los ex-boxeadores Lenny McLean y P.H. Moriarty.


La ocurrencia del director británico genera una trama impredecible de historias cruzadas, encuentros fortuitos y esas vueltas de tuerca que tanto le gustan a él y sus seguidores. El resultado es una película graciosa e inmadura, original y grosera, una curiosa joya envuelta en papel de lija. No apta para intolerantes a la brutalidad irreal (o puede que no tanto), a la violencia desmesurada y al vacío ético; pero muy recomendable para los amantes del humor negro y el desenfreno.

Y atención, no hay que perder de vista a Guy Ritchie, que el año que viene estrena nuevo contenido, otra película de acción que nos presenta a un rey Arturo callejero, propio del bueno de Guy.

Lo mejor: La originalidad, el fresco humor negro, la divertida acción.
Lo peor: Que la gente imite a los personajes en sus casas.

Valoración: 8/10

Javier Haya

Tráiler



Sinopsis
Eddie convence a tres amigos para jugarse sus ahorros en una partida de cartas contra Harry el Hacha, un mafioso del barrio. La partida está amañada, y Eddie no sólo pierde todo el dinero sino que contrae una deuda de medio millón de libras, que debe pagar en el plazo de una semana. El mafioso pretende quedarse con el local de su padre para resarcirse de la deuda, pero los cuatro amigos planean saldarla de una forma mucho más arriesgada. 
 
 
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